jueves, 17 de abril de 2014

LA SUPUESTA CONEXION ENTRE LO MORAL Y LA RELIGION.


El mundo es un sistema ordenado y racional,
en el que cada cosa tiene su propio lugar y sirve a un
propósito especial propio. Hay una clara jerarquía: la lluvia
existe para las plantas, las plantas existen para los animales y
los animales existen, por supuesto, para el hombre, cuyo
bienestar es el propósito de todo este ordenamiento.

De modo que hay que pensar evidentemente que, de manera
semejante, las plantas existen para los animales, y los
demás animales para el hombre: los domésticos para su servicio
y alimentación; los salvajes, si no todos, al menos la
mayor parte, con vistas al alimento y otras ayudas, para
proporcionar vestido y diversos instrumentos. Por tanto, si
la naturaleza no hace nada imperfecto ni en vano, necesariamente
ha producido todos esos seres para el hombre.

Esto parece asombrosamente antropocéntrico. Sin embargo,
se puede perdonar a Aristóteles si consideramos que virtualmente
todo pensador importante en nuestra historia ha
tenido este tipo de pensamiento. Los seres humanos son
una especie notoriamente vanidosa.

Los pensadores cristianos posteriores encontraron esta
perspectiva del mundo perfectamente aceptable. Sólo faltaba
una cosa: se necesitaba a Dios para tener el cuadro completo.
(Aristóteles negó que Dios fuera una parte necesaria
de este cuadro. Según él, la cosmovisión que hemos delineado
no era religiosa; era simplemente una descripción de
cómo son las cosas.)

De este modo, los pensadores cristianos
dijeron que la lluvia caía para ayudar a las plantas porque
ésa era la intención del Creador, y los animales existían
para bien de los humanos porque para eso los había hecho
Dios. Por tanto, los valores y propósitos eran concebidos
como parte fundamental de la naturaleza de las cosas, porque
se creía que el mundo había sido creado de acuerdo con
un plan divino.

James Rachels
Introducción a la filosofía moral.

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