domingo, 25 de septiembre de 2016

LA QUEMA DE LIBROS EN LA HISTORIA DEL CRISTIANISMO.

Santo Domingo y los albigenses, de Pedro Berruguete, en el que se muestra el milagro según el cual los escritos del santo saltan de la hoguera salvándose de las llamas de la ordalía, mientras se consumen los escritos de los albigenses.
La quema de libros, como práctica asociada a la censura, el fanatismo y la persecución, tiene un lamentable capítulo en la historia criminal del cristianismo:

En el año 367, Atanasio, el obispo rebelde de Alejandría, emitió una carta de pascua en la cual exigía que los monjes egipcios destruyeran todos aquellos escritos inaceptables, excepto aquellos que él particularmente etiquetó como aceptables y canónicos. Esa lista es lo que actualmente constituye el Nuevo Testamento.

En 1480, Torquemada promovió la quema de libros no cristianos, especialmente el Talmud judío y todo tipo de literatura árabe.

A finales del siglo XV se produjo en Florencia una importante quema de libros y obras artísticas de considerable valor, considerados todos ellos inmorales, en la llamada "Hoguera de las vanidades", promovida por Girolamo Savonarola

En 1499 alrededor de 5000 manuscritos mozárabes fueron consumidos por las llamas en la plaza mayor de Granada por orden del arzobispo de Toledo, Ximénez de Cisneros.

La quema de los manuscritos o códices mayas por el sacerdote Diego de Landa en la localidad de Maní (Yucatán) el 12 de julio de 1562. "Hallámosles gran número de libros de estas sus letras, y porque no tenían cosa en que no hubiese superstición y falsedades del demonio, se los quemamos todos, (...)" Diego de Landa

A comienzos del siglo XVI, los andalusíes de la península ibérica tenían la obligación de entregar a las autoridades castellanas los libros escritos en árabe, siéndoles devueltos los que versaran sobre medicina, filosofía o historia, y quemados los demás.

Declaraciones hechas por John Lennon en 1966 acerca de que los Beatles "eran más populares que Jesucristo" ("We're more popular than Jesus now") fueron mal interpretadas, lo que ocasionó que muchas personas que residían en el "Cinturón Bíblico" o "Bible Belt" en Estados Unidos se dieran a la tarea de quemar sus discos en señal de protesta a la declaración antes citada.

29 de abril de 1976, escasamente un mes después del golpe de estado en Argentina encabezado por Videla. Luciano Benjamín Menéndez, jefe del III Cuerpo de Ejército con asiento en Córdoba, ordenó una quema colectiva de libros, entre los que se hallaban obras de Proust, García Márquez, Cortázar, Neruda, Vargas Llosa, Saint-Exupéry, Galeano...La justificación:"... para que con este material no se siga engañando a nuestros hijos". Y agregó: "De la misma manera que destruimos por el fuego la documentación perniciosa que afecta al intelecto y nuestra manera de ser cristiana, serán destruidos los enemigos del alma argentina".

No hay comentarios:

Publicar un comentario