sábado, 21 de junio de 2014

LA DIVINIDAD ESTÁ EN TI.



La Creación de Adán, una de las obras más significativas y representativas de Miguel Ángel hermosamente expuesta en la capilla Sixtina, ha sido objeto de muchos análisis mayormente de tipo religioso-católico-cristiano donde se ilustra un episodio bíblico en el que Dios le da vida a Adán.
Al reflexionar sobre la pintura, un amigo y compañero mío, me compartió una interpretación que el encuentra en la pintura. Me hablo de las ropas con que está vestido El hombre que representa a Dios, de la manera como los músculos están tan definidos, de que sí tomáramos esa imagen en un lienzo y la dobláramos por la mitad de manera que el Adán y el Dios de la pintura quedaran sobrepuestos, era posible ver la similitud en las extremidades y músculos en términos de proporciones y que eso apoyaba el concepto de la creación del hombre a imagen y semejanza de su creador.
También resaltó el hecho de que la figura de Dios se encontraba levemente más alta que la del hombre mostrando así su superioridad y nuestra dependencia de este ser al que se acude en busca de guía, fortaleza, consejo, dirección, solaz, aprobación, compañía, juicio, rescate y demás.
Sin embargo, algo que me llamó la atención de forma particular dentro de todo lo que dijo fue que esa acción de estarse señalando mutuamente que normalmente y fácilmente podría representar esa necesidad de contacto tanto del hombre hacia Dios como de este hacía el hombre, también dejaba espacio para pensar en el nombre mismo de la obra y lo que se podía inferir del mismo, "La Creación de Adán"... Es decir "La CREACIÓN de Adán o La creación de ADÁN" . En otras palabras, Dios como creación de Adán o Adán como creación de Dios.
Varios de mis conocidos saben que perdí la fe en la fe. De las dos maneras. Perdí la fe en la fe cuando esta se entiende como dogma o credo religioso y la perdí siendo miembro de uno de estos credos. Después de mucho tiempo de haber perdido la fe en la fe, me encontré en un camino de auto realización que me ha llevado a descubrir mucho de la divinidad que hay en cada uno de nosotros y de lo que realmente significan la creación y la vida ya que son uno de los temas, sino los más trascendentales en los que uno escarba y escarba.
He llegado a ver que uno de los sinónimos que encuentro de la palabra 'Vida' es precisamente 'Creación'. Sin la primera no puede darse la segunda y viceversa. La una se da o existe o se materializa por causa de la otra y somos testigos y hacedores de este proceso a lo largo de nuestros días.
Creamos innumerables cosas. Creamos ideas, metas, sueños, pesadillas, personas, fantasmas, mentiras, problemas, estados de ánimo y muchas más pero olvidamos lo más importante, la vida se trata es de crearnos a nosotros mismos.
Ese crearnos a nosotros mismos sólo se da cuando llegamos a conocernos a nosotros mismos. Esa búsqueda de la divinidad, ese deseo de contacto con lo divino que se ilustra en la pintura de Miguel Ángel nunca se materializa y queda como un perpetuo acercamiento, un nunca llegar. Y esto se da porque el hombre se la pasa la vida tratando de encontrar la divinidad afuera de sí mismo.
La foto muestra un contacto de otra índole. Muestra a un hombre que culmina ese contacto anhelado y lo más hermoso de éste es que lo logra con su propio reflejo. En palabras de Jiddu Krishnamurti, "antes de emprender un viaje para hallar la realidad, para encontrar a Dios, antes de que podamos actuar, antes de que podamos tener relación alguna unos con otros -y eso es la sociedad- resulta por cierto esencial que empecemos por entendernos a nosotros mismos en primer término", "si vosotros y yo no nos entendemos a nosotros mismos, ¿cómo podremos, en la acción, operar una transformación en la sociedad, en la convivencia, en nada que hagamos?".
Lo hermoso es que cuando se llega al contacto con nosotros mismos, cuando hay un verdadero encuentro con esa divinidad que esta en nosotros, muchos experimentamos ese 'crack' (grieta) en el reflejo de nuestro ser que los diferentes espejos de la vida nos dejan ver.
Nuestra vida diaria es nuestro templo, nuestra religión es el uno y el otro, nuestras oraciones son nuestras palabras, la sabiduría es el conocimiento propio y el amor es el centro de nuestro ser.
Sigamos siendo espejos de manso aprendizaje.
"...Así el espejo un día, se desvistió de ti..." Uriel Ledesma.

Morfeo